Salir de un Registro de Morosos
Un recibo impagado, cambiar de operador telefónico, una permanencia no finalizada, no cumplir con los plazos de la hipoteca. Desgraciadamente a día de hoy, es bastante común ver introducidos nuestros datos personales en un fichero de morosos, muchas veces como medida de presión frente al ciudadano y algunas incluso por error o por causas no del todo veraces. Conseguir que borren nuestros datos de ese tipo de listas puede resultar una tarea de los más complicada, sobre todo teniendo en cuenta la facilidad con la que somos inscritos.
Los ficheros de morosos son directorios de datos personales, donde se ven reflejados impagos tanto de personas físicas como jurídicas. Para introducir los datos de un individuo deben cumplirse los siguientes requisitos:
1º Que exista una deuda cierta, liquida, vencida y exigible y que esté impagada.
2º Que haya un requerimiento previo de pago por parte del acreedor, sin que haya habido respuesta de pago por parte del deudor
3º Que no hayan transcurrido más de seis años desde que se tuvo que pagar la deuda.
4º Que la deuda no esté en un procedimiento judicial o de arbitraje.
5º Que se notifique al deudor que sus datos van a ser introducidos en este tipo de registro en el plazo inferior a 30 días.
6º No debe existir prueba documental que anule alguno de los puntos anteriores.
Tienen que darse todos los requisitos en el momento de incluir los datos de un deudor en un fichero de impagados, y además tienen que cumplirse para cada deuda de una misma persona, no es una inscripción global y cada pago debe ser tratado de una manera independiente. Si las condiciones se ajustan a los puntos antes citados, nuestro acreedor podrá introducir nuestros datos en la lista de morosos.
¿Qué utilidad tienen estos ficheros? Estos registros son utilizados por terceros que quieren conocer el nivel de solvencia de una persona o empresa, si tienen impagos o deudas. Pero el solicitante de información debe cumplir alguna de las siguientes condiciones para poder realizar una consulta: debe haber una relación contractual no concluida entre ambos, el interesado debe encontrarse estudiando la firma de un contrato que suponga un pago aplazado por parte de la persona de la que se solicita información o debe encontrarse estudiando la firma de un contrato que suponga una facturación periódica.
Solo existen tres formas de salir de un fichero de morosos y por lo tanto que nuestros datos sean borrados del mismo. La primera es saldar la deuda que se nos reclama, la segunda es demostrar que la deuda no existe y por ultimo deberemos ver nuestros datos eliminados una vez hayan pasado seis años desde el vencimiento de la deuda.
Para demostrar que la deuda no existe la mejor opción es acudir a la vía judicial, y en el momento en el que tengamos una sentencia firme que nos dé la razón, debemos remitirla a la empresa que gestiona el fichero para que nuestros datos sean borrados
Puede darse la posibilidad de que se produzcan registros indebidos, casos en los que somos inscritos sin que se den los requisitos necesarios antes mencionados, en esta situación tendremos derecho a reclamar, tanto a la empresa que nos introdujo en el fichero como a la que gestiona dicho fichero por no comprobar si los datos que le habían facilitado eran correctos. En primer lugar podremos presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, para conseguir que nuestros datos sean inmediatamente borrados del registro. Por otro lado podemos reclamar por vía judicial, a la empresa que nos inscribió ilícitamente o cuando esta no cumplió con su obligación de sacarnos del mismo llegado su debido momento. También se puede reclamar al fichero si este no nos avisó de que nuestros datos habían sido introducidos en él o si no borró nuestros datos cuando la empresa acreedora comunico el pago de la deuda.
Por último, hay que apuntar que también tenemos la posibilidad de reclamar ante un juez los daños y perjuicios que se nos hayan ocasionado en el caso de registros indebidos, pero habrá siempre que probar, demostrar y cuantificar el daño sufrido.